Acerca de mí

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Carmela Moreno: Su historia de realización en los Estados Unidos.

El concepto de “trabajo duro” es ampliamente conocido por Carmela Moreno, una educadora de profesión que decidió emigrar desde su bella Perú para ofrecer mejores oportunidades de crecimiento a sus hijas. Su país le brindaba estatus profesional, liderazgo y cierta estabilidad, pero no así oportunidades de desarrollo y progreso económico. Así que empacó sus sueños, conocimientos y pertenencias más elementales, tomó un avión y llegó a este país.

“Era el año 2004 y yo era directora de una escuela, un trabajo cómodo y de oficina; pero quise ofrecer nuevas y mejores opciones a mis dos hijas emigrando a los Estados Unidos. Fue difícil, al punto de querer regresarme porque tuve que comenzar como obrera, fue muy estresante, pero lo hice, no me quedaba otra alternativa. Vinimos con muchas esperanzas, pero aquí al principio la vida es muy dura. El idioma, la cultura, no tener carro, tener que caminar a la parada de autobús, dormir en la calle de madrugada sobre cartones para que nos tomaran como primeros trabajadores”.

"Fue un comienzo desde abajo, literalmente desde el suelo".

Los primeros pensamientos de Carmela en su rol de inmigrante la llenaron de trampas mentales. Tuvo un bajón de autoestima. “En mi país nunca hubiera hecho lo que aquí. Si yo me iba, mis hijas quedarían solas porque ya estaban acostumbradas”. 

Pero consiguió una nueva motivación, un trabajo ganando mejor sueldo. Las cargas emocionales se nivelaron y la vida volvió a fluir. “Aquí ganaba en una semana lo que en un mes en mi país. Así que yo misma me daba ánimo, me contentaba sola. Me decía: estoy bien, voy por buen camino”. 

Y en cuanto a retos, los de toda inmigrante. El idioma, la cultura. “Vine siendo adulta y se me hizo difícil aprender. He estado en muchas escuelas y todavía a veces no entiendo a los americanos al 100%, me frustro un poco”.

Momento de emprender

Carmela ha trabajado en muchas cosas. Como mesera en restaurantes, como camarera de hoteles, limpiando casas. Se hizo experta en este último oficio, así que decidió abrir su propia empresa. “Mi hija de 12 años era la que hablaba con las personas y yo coordinaba el trabajo con tres trabajadoras a mi cargo. Fui ganando clientes y me iba bien”.

Mientras esta peruana trabajaba, estudiaba. Logró una licencia en bienes raíces y comenzó su siguiente emprendimiento: Mi Hogar en Atlanta. Se trata de una empresa para ayudar a la comunidad hispana (y también americana) a comprar su casa propia.

"Había muchas estafas a los latinos, así que decidí ayudar a las familias".

“Mucha gente se identifica porque necesitan y desean un hogar aquí. Cuando un cliente llama es porque ya hizo una investigación sobre mí. Mi vida es pública, y a la gente le gusta. Voy de paseo y publico dónde estoy”.

Cree que el factor de éxito en su negocio es la integridad. “Cuando eres una persona íntegra, haces las cosas bien, te enfocas en ayudar. Yo no me enfoco en la comisión económica, sino en la honestidad del proceso. Tal vez ven en mí lo que no ven en otras personas. Les gusta que haya salido de abajo, que sea emprendedora y luchadora. Me sorprenden muchos clientes que, por ser bien atendidos, me recomiendan. Yo hablo claro desde el inicio hasta el cierre. Conmigo no hay sorpresas, les digo todo”. 

En Mi Hogar en Atlanta, Carmela nació sola. Ahora son 5 a 12 personas entre agentes y asistentes. Hacen eventos gratuitos especialmente para compradores de primera vez, donde se les explica el proceso para comprar.

Vamos que sí se puede

A los inmigrantes que apenas van llegando o tienen poco tiempo, advierte que la vida de inmigrante no es fácil. Pero cada una va labrando su historia. “Estás en el país de las oportunidades, te tocará trabajar muy duro. Puedes sacar licencia, vender, es un buen país para criar a tus hijos y relacionarte con buenas mujeres, pero es necesario informarse y aprender inglés”.

De los errores también le ha tocado aprender. No volvería a ser tan confiada con algunas personas. Y sus aciertos, los repetiría una y otra vez: ayudar a la gente a cumplir su sueño de tener casa propia. 

“Mis hijas han sido el motor para seguir adelante. Quedé viuda y luego de ocho años fue que me volví a casar. Por eso, con conocimiento de causa, les digo que sí se puede”.  Tener una casa debe ocupar los primeros lugares en las prioridades de una familia. “A veces las rentas son más caras que comprar una casa. Así que hay que tener capacidad para tomar decisiones”. Carmela ha recibido varios premios de distintas organizaciones por ser una de las Realtors® más exitosas en los Estados Unidos.

Yo podría sorprenderte

Dándote un buen abrazo y acercándome a tu corazón. Hay tantas personas  que se sienten solas y anhelando un abrazo, que yo podría ofrecerlo. Te puedo dar ánimo si te veo triste, un mensaje de esperanza y amor. Un consejo. También consuelo. 
Yo hago míos los sueños de las personas que desean tener una casa. Lo lograremos en equipo. 

Me encantaría dejar como legado en este planeta que cada uno de nosotros sepamos que podemos ser mejores personas, pero tenemos que buscarlo. Como madre, esposa, ama de casa, en cualquiera de nuestros roles. Si vas a barrer, sé la mejor barrendera.

¡Datos curiosos que nadie sabe!

  • Vengo de una familia de 13 hermanos. Soy de las menores.
  • Hace como 15 años conocí a una hermana con quien jamás estuve. Ella nos buscó.
  • De niña me gustaban las muñecas, pero ni siquiera tenía alguna. Creo que, por ser huérfana de madre, mi vida fue un poco dura, viví una infancia complicada.
  • Pese a todo lo que pasé, seguí adelante. Soy una mujer restaurada. Al mal tiempo buena cara.
  • En mis primeros tiempos como inmigrante, dormía en el piso sobre cartones a las afueras de alguna obra de construcción para ser tomada entre las primeras trabajadoras.
  • Estoy bien conmigo misma, me gusto, me siento agradable.

  • Comencé en el año 2017 como agente inmobiliario con 51 años de edad. Así que nunca es tarde para empezar.
  • Antes tenía un negocio de limpieza que había comenzado cuando tenía 45 años. Seis años después vendí la empresa porque no podía con todo y comencé como Realtor®.
  • Me vi motivada por una situación de estafas en Atlanta que descubrió un periodista. Les habían quitado mucho dinero a hispanos por mostrarles casas.
  • Al mes de tener la licencia, hice mi primer evento.
  • Tomé dos veces el examen de agente de bienes raíces, hasta que lo pasé. No basta con intentarlo una vez.
  • Tengo dos hijas, una de ellas es Realtor®. La otra se está preparando para obtener una licencia como especialista en préstamos hipotecarios.

Integridad como bandera

Cuando eres una persona íntegra, haces las cosas bien, te enfocas en ayudar. Yo no me enfoco en la comisión económica, sino en la honestidad del proceso.  Tal vez los clientes ven en mí lo que no ven en otros agentes. Les gusta que haya salido de abajo, que sea emprendedora y luchadora. Me sorprenden muchos clientes que, por ser bien atendidos, me recomiendan. Yo hablo claro desde el inicio hasta el cierre. 

"Conmigo no hay sorpresas. Les digo todo".

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